domingo, 8 de noviembre de 2009

La caída del Muro de Berlín

Giovanni Sartori

En 1948, el bloqueo de Berlín desencadenó la Guerra Fría. Se hubiera desencadenado igualmente en cualquier momento, pero el factor determinante fue el bloqueo de Berlín. Cuarenta años después, la caída del Muro provocó la caída del comunismo, y, poco más tarde, la caída de la Unión Soviética. En 1948-1949 Berlín fue rodeado y sitiado. El único vínculo de unión con Occidente era el aeropuerto de Tempelhof. Por aquella época tuve la oportunidad de aterrizar en ese aeropuerto, y resultó ser toda una experiencia. Tempelhof no era más que un diminuto terreno cubierto de césped en medio de la gran ciudad. Cuando aterricé (no recuerdo exactamente cuándo fue) había una tormenta tremenda, con rayos y nubarrones negros. De pronto, el avión empezó a descender en picado. Llegué a pensar que íbamos a estrellarnos. Pero no, ésa era la forma en que tenían que aterrizar los aviones en ese tipo de aeropuerto. Y en aquel diminuto terreno de césped rodeado de altísimos edificios, la alianza occidental era capaz de entregar 6.700 toneladas de provisiones diarias, incluido el carbón. Recuerdo que los aviones aterrizaban y volvían a despegar sin parar, cada dos o tres minutos. Era increíble, pero aun más lo era el esfuerzo por ganar.

Stalin pensaba que no tenían nada que hacer. ¿Cómo podían conseguir que Berlín sobreviviera? Pero lo hicieron, durante un año entero. Finalmente, Stalin se dio por vencido. ¿Por qué? Bueno, Stalin todavía no tenía la bomba atómica. Y en caso de que la hubiera tenido, no contaba con el sistema de distribución apropiado ni con misiles. No podía correr el riesgo de implicarse en una guerra y decidió rendirse. Pero ésa fue la última vez. Desde aquel momento hasta 1989, fue Occidente quien tuvo que ceder una y otra vez. Cuando comenzaron las revueltas del Este de Europa, lo único que hizo Occidente fue sentarse y mirar. No podía hacer nada más. A esas alturas, se había establecido la doctrina de la DMA: Destrucción Mutua Asegurada. La Destrucción Mutua Asegurada significaba que nadie podía correr el riesgo de iniciar una guerra contra la Unión Soviética.

El Muro se construyó la noche del 13 de agosto de 1961. Nadie se lo esperaba. Los servicios secretos occidentales de la época eran conscientes de que existía un plan para dividir y sellar Berlín. Pero aquel agosto creyeron que todo estaba tranquilo y que no iba a pasar nada. Demostraron muy poca previsión, porque la época de mediados de agosto es perfecta para las sorpresas. Muchas guerras han empezado a mediados de agosto, por lo menos las grandes. El Muro de Berlín se levantó en plena noche, ante la sorpresa de todo el mundo. Pero no se podía hacer nada. El presidente Kennedy estaba de vacaciones y no quiso interrumpirlas. Adenauer protestó, pero no con la energía suficiente. La única protesta que de verdad se dejó sentir fue la del alcalde de Berlín. No fue hasta dos años después cuando Kennedy se pronunció al respecto y dijo aquello de “Ich bin ein Berliner”. Si hubiese pronunciado esas palabras el 14 de agosto de 1961, quizás las cosas habrían tomado otro rumbo. Pero dos años después, al margen de ser un gran espectáculo, no tuvo ninguna consecuencia. El Muro se levantó, pero no de manera inmediata. Berlín se cercó durante la noche, pero el muro final, el de cemento, no se construyó hasta dos años después, en 1963.

Cerca de 5.000 personas trataron de escapar. Cuando uno miraba aquel muro, podía imaginarlas. Algunas incluso lo consiguieron. Era increíble. La libertad es absolutamente irresistible y, milagrosamente, algunos la alcanzaron. Remontémonos ahora al 9 y al 10 de noviembre de 1989: la caída del Muro. En 1989, los países del Este empezaron a volverse “desobedientes” y, de repente, Hungría abrió sus fronteras a Austria. Decenas de miles de alemanes del Este ya estaban ahí, esperando, y el gobierno de Alemania del Este se dio cuenta de que no se podía hacer nada para evitar que escaparan. Por eso declaró que estaba dispuesto a expedir permisos que permitirían a los alemanes del Este cruzar el Muro y pisar, después de mucho tiempo, el Berlín occidental.

En ese instante ocurrió un hecho extraordinario. Sólo un oficial de bajo rango compareció en la conferencia de prensa donde se realizó ese comunicado. Los medios de comunicación no dejaban de preguntarle “¿Cuándo, cuándo va a ocurrir eso?”. A aquel pobre hombre no le habían dado instrucciones. Miró sus papeles y entonces masculló, “Ab sofort” (“desde ya mismo”). Y eso fue todo. No estaba autorizado para decir “Ab sofort”, pero no sabía qué otra cosa decir. Necesitaba instrucciones por escrito y no le habían dado ninguna. Por eso pronunció aquel “Ab sofort”, y en un par de días, nos enteramos de que cinco millones de personas habían cruzado el Muro. No existe ningún tipo de acta ni de documento oficial que atestigüe que eso se estaba produciendo, ni siquiera una hora después de que la gente empezara a cruzar la frontera. ¿Quién ordenó a la policía fronteriza que se retirara? No lo sabemos y, personalmente, creo que no lo hizo nadie. Los guardias se evaporaron, simplemente desaparecieron. Por lo que yo sé, fue aquella expresión, “Ab sofort”, la que destruyó el Muro de Berlín.

Pasemos ahora al tema de la televisión. En Estados Unidos la conmemoración de este acontecimiento ha sido un auténtico fiasco. Cualquier otro programa de las tres grandes cadenas nacionales tuvo más audiencia que la emisión sobre el Muro de Berlín. Se impuso la industria del entretenimiento. Y las cadenas se lo tomaron con mucha calma. Se dijeron, “A la gente le interesan los asesinatos, las tormentas o los terremotos. ¿Por qué les va a interesar el Muro de Berlín?”. Ésa fue su justificación, algo que personalmente me resulta repugnante. A menudo suelo citar el cinismo de esta respuesta. Si la gente no está interesada, es sobre todo porque a lo largo de los años las propias televisiones se han encargado de restar interés al asunto. La gente reacciona ante lo que ve. Si no ve nada, si no se le informa sobre nada, evidentemente no puede estar interesada. Es una explicación muy sencilla.

Este fiasco televisivo es culpa de la televisión, y eso es algo que dice mucho de nuestro futuro. Fue sin duda el acontecimiento más importante de la segunda mitad del siglo XX, porque la caída del Muro de Berlín supuso (aunque unos años después) la caída de la Unión Soviética, y, por tanto, la caída del comunismo y un nuevo renacer de la Historia. Evidentemente, no se trata de un acontecimiento plasmado en imágenes impactantes. Si se hubiesen publicado buenas imágenes, como las de las Torres Gemelas el 11 de septiembre, la gente habría querido ver más y más. ¿Pero qué es lo que vimos? Vimos masas de gente cruzando el Muro. Con diez minutos era más que suficiente. No se trataba de un acontecimiento interesante visualmente, a pesar de que se trataba de un hecho de una importancia simbólica sin parangón, comparable a la toma de la Bastilla. De hecho, la toma de la Bastilla, en sí, no significó nada. En la Bastilla sólo había tres guardias y un puñado de prisioneros. En realidad no pasó mucho más. No podría considerarse un asalto; los materiales se vendieron a constructores que ganaron una fortuna con aquellos restos. Aun así, el 14 de julio es la fiesta nacional francesa porque la toma de la Bastilla simboliza el final del Antiguo Régimen. El Muro de Berlín, en cambio, no consiguió convertirse en un acontecimiento con la misma categoría simbólica, a pesar de tratarse de una historia real (y no una inventada en su mayor parte). Y no lo consiguió porque, afortunadamente para Francia, en 1789 no existía la televisión; pero para nuestra desgracia, en 1989 ya había sido inventada.

Dos citas condensan lo ocurrido en 1989. La primera es de Martin Malia: “Nada nos ha sorprendido más del comunismo que la forma en que salió de la historia”. Es una cita extraordinaria, porque todos sabíamos que los regímenes comunistas se estaban viniendo abajo, pero nadie podía imaginar que el colapso se iba a producir tan rápidamente, o de la manera en que ocurrió. La segunda es obra de Enzo Bettiza. Se trata de un epitafio: “En 1989, la nada implosionó y se tragó a sí misma”. Es imposible ser más conciso.


3 comentarios:

  1. El otro día, haciendo zapping en la tele, vi un programa de difusión tontiprogre, donde comparaban el muro de Berlín a otros muros, que si el muro de EEUU en la frontera de México, que si la alambrada en Ceuta, que si la muralla china... El tontiprogresismo es inaúdito. Siempre se han construido muros por parte países, ciudades, fábricas, etc.., PARA PROTEGERSE DE LA ENTRADA DE INTRUSOS. Pero el muro de Berlín se hizo PARA QUE LA GENTE NO PUDIERA SALIR (aunque hacían la vista gorda con la gente de edad avanzada, porque así no tenían que pagarles pensión).
    El comunismo no ha caído, por otra parte. Se ha disfrazado de progretarios que difunden el tontiprogresismo.
    Tontiprogres que no se dan cuenta de la precariedad en la que vivían los alemanes orientales. Recuerdo que un amigo que tenía allí y que visitaba ocasionalmente (era complejo), lo que más se le entusiasmaba es que le llevase pequeñas cosas de ferretería para hacer chapuzas. Se asombraba de que muchas de esas cosas existieran al alcance de la gente de la calle y a precios relativamente bajos. También le hubiera gustado papel higiénico, pero abultaba mucho.
    Un fantasma recorre Europa: el tontiprogresismo.

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  2. Sostiene Bucan que el tontiprogresismo es un nuevo fantasma que recorre Europa. Y también las Américas, podríamos añadir. Sartori finaliza su reflexión sobre el hundimiento del comunismo con este diagnóstico: Actualmente, nuestro problema más serio es que la izquierda sigue creyendo que la democracia liberal, y por consiguiente, la democracia occidental, es una democracia capitalista malvada. Con el fin de combatirla ha decidido abrazar el multiculturalismo en nuestras sociedades. Y ésta es una guerra que no vamos a ganar si no nos damos cuenta de que estamos realmente en peligro.

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  3. Verdaderamente fue un hecho historico, la caida de ese muro y lo que venia aparejado a esto, ahora esos progres de manual, como decis, quieren hacernos creer que todo son muros, como ZP, comparando la muerte de franco con la caida del muro, en fin que le vamos a hacer, la talla intelectual de nuestro presidente del gobierno no da mas de si.
    Como diría "EL GALLO": "LO QUE NO PUEDE SER, NO PUEDE SER. y ADEMÁS ES IMPOSIBLE".
    No podemos pedir que la persona que nos representa en este momento de una imagen que no tiene.
    Y como dice Mario, Este capitalismo salvaje que segun la Izquierda tiene la culpa de todo es el que nos tiene que ayudar a sacar el pais del pozo donde nos estan enterrando ellos con su ignorancia.

    Un saludo y ánimo.

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