domingo, 22 de febrero de 2009

En defensa de la democracia

El presidente Rodríguez Zapatero declaró, en un mitin celebrado en Vigo:


“Después de lo que se está viendo y viviendo en los últimos días, y como respuesta a algunas cosas que han dicho dirigentes del Partido Popular en las últimas horas, tengo que decir que ni la democracia ni el Gobierno que presido van a consentir que se intimide ni a jueces, ni a fiscales, ni a policías en la lucha contra la corrupción”.


Sin embargo, lo que estamos viviendo en estos días es una causa general contra el Partido Popular, coordinada por el Ministro de Justicia y dirigida por un juez cegado por el partidismo y la intolerancia. Por supuesto que los posibles delitos cometidos por afiliados al Partido Popular deben ser investigados, pero hay que hacerlo limitando las responsabilidades a los imputados.

Cuando el presidente Rodríguez Zapatero se identifica con la democracia y amenaza al Partido Popular, explicita una visión estratégica de la política como continuación de la guerra por otros medios, invirtiendo el célebre aforismo de Clausewitz. Esta concepción de la política es contraria a un aspecto esencial de la democracia: su capacidad de mantener un acceso abierto al gobierno y de garantizar la alternancia entre las fuerzas políticas.

El ideal democrático es lograr que los gobiernos sean elegidos por el pueblo, sensibles a la opinión pública y responsables ante ella. Ahora bien, una opinión pública que sea la base de la democracia como gobierno de opinión, necesita tres condiciones previas: libertad de pensamiento, libertad de expresión y pluralismo de los medios de comunicación.

Las libertades de pensar y de expresar públicamente lo que pensamos requieren un clima de seguridad. Las tutelas jurídicas son fundamentales y además es necesario que no tengamos temor a expresarnos. Si se crea un clima de temor que el poder utiliza, el peligro de ser marginados por defender nuestras opiniones debilita la libertad de opinión. Si, además, el pluralismo de los medios está limitado, entonces cada vez se estrecha más el sendero de libertad por el que debe caminar la opinión pública. En estas circunstancias, el pueblo soberano puede convertirse en una masa que se limita a ratificar lo que ordena el poder constituido y la democracia puede degenerar en un régimen plebiscitario.

5 comentarios:

  1. Sr. Mario: ¿Pondría la mano en el fuego por su partido en cuestiones de financiación? Esta persecución al PP tiene un motivo bastante justificado aunque las maneras efectivamente no son las mejores. Todos los partidos han estado financiándose irregularmente y, además, con un acuerdo tácito de no "agresión" en este sentido. El siguiente paso en esta trama puede llegar a Andalucía donde los lazos de unión han estado a la vista de muchos.

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  2. Hola Anónimo: Creo que el partido al que pertenezco no ha organizado una trama de favores para financiarse. Así que pongo mi mano en el fuego por el Partido Popular en España y en Andalucía. Otra cosa es que afiliados al PP se hayan lucrado aprovechándose de sus cargos. Ejemplos los tenemos a manojitos en todos los partidos. Lee el último caso que afecta a los socialistas de Baena.

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  3. Hay muchas manos quemadas y, sobre todo, muchas vendas en los ojos. No se puede entender la política sin conocer lo que ha ocurrido y ocurre con la financiación de los partidos. Por suerte la caja de pandora está abierta, esperemos que esto sirva para algo.

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  4. Opino y creo que, en defensa de la democracia, y del buen gobierno, no se debería permitir ni un sólo atisbo de corrupción. No vale eso de me callo si tu te callas, tampoco el 'y tu más'.. creo que ya somos mayores (constitucionalmente hablando) para sentar unas bases, y exigir a los que quieren representarnos en el gobierno: honradez y claridad... y vergüenza para admitir equivocaciones de las que son responsables.

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  5. Estoy completamente de acuerdo con Montse. Además debemos exigir a los jueces que instruyen causas por corrupción política la máxima profesionalidad e imparcialidad.

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