miércoles, 10 de diciembre de 2008

La estafa del enseñar a enseñar

Andrés de la Oliva, catedrático de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid y 15 profesores de universidad o instituto, publican en el diario El País un artículo en el que argumentan:


La tesis principal (de los pedagogos) es que un profesor no sólo debe conocer su materia, sino que debe también aprender a enseñarla. Esto parece muy de "sentido común", pero es un sofisma con el que los "expertos en educación" llevan muchos años abduciendo a las autoridades ministeriales. Los futuros profesores, se dice, deben "aprender a enseñar" y los alumnos "aprender a aprender". Para conseguirlo, existe un cuerpo de especialistas (con sus propios intereses corporativos), cuya función es "enseñar a enseñar". Ahora bien, para ello precisamente se confió a los pedagogos el curso del CAP (Certificado de Aptitud Pedagógica). Este curso jamás se ha sometido a una evaluación objetiva entre los profesores de secundaria y bachillerato. Se sabía de sobra que los profesores no sólo no avalarían su utilidad, sino que lo valorarían como una estafa o una impostura. ¿Qué solución propone el ministerio? Nada menos que sustituir el quinto año de preparación disciplinar específica por un Máster de Formación del Profesorado que no es más que un CAP más largo y más caro. Cualquier cosa menos preguntar a los profesores sobre la utilidad en las aulas de la formación pedagógica. Por lo visto, los únicos que saben lo que se necesita en las aulas son los que jamás han pisado un aula. Por lo mismo, los únicos que saben cómo se enseña matemáticas, gramática o historia, son los que no saben ni matemáticas, ni gramática, ni historia (pero son, en cambio, expertos en enseñar a enseñar cómo se aprende a aprender).

1 comentario:

  1. Suscribo el artículo de Andrés de la Oliva. Hace cuatro años realicé el CAP con la intención de conocer el sistema educativo de mis hijos. Desde el punto de vista pedagógico es manifiestamente mejorable. He tenido la suerte de haber sido la última promoción del Bachillerato Elemental y Superior, y me sorprendió que todos los profesores del CAP criticaran mi bachillerato por ser muy memorístico y poco deductivo. Por supuesto todos los profesores estaban contentísimos con la LOGSE. Lamentablemente estamos en manos de unos pedagogos “políticamente correctos” que opinan que para enseñar lo importante no son los conocimientos si no las dotes pedagógicas, por eso en las últimas oposiciones de enseñanzas secundaría se suprimieron los problemas. Algo parecido ocurre en las empresas cuando se dice que para tener un cargo lo importante no es el conocimiento si no saber mandar, y de esta forma se justifica cualquier nombramiento.

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