En uno de los primeros números de la revista La Aventura de la Historia, editado en 1999 con el título El laberinto vasco, Antonio Elorza analiza las diferentes etapas recorridas por el nacionalismo vasco. Mario Onaindia escribió una novela titulada Guía para orientarse en el laberinto vasco. Esta frase también se utiliza para la recopilación El laberinto vasco, que presenta varios escritos de Julio Caro Baroja. Su sucinta caracterización de la situación del País Vasco es:
Este país vive en tiempos de tragedia y la tragedia se basa en una falta de adaptación absoluta a su espacio y a un desconocimiento total del tiempo en que vive. Fomentar tradiciones e idiomas es una cosa. Burocratizar la tradición y forzar el uso del idioma por medios coercitivos es otra... Seguiremos con un reconstructivismo político pensando en reglamentar la tradición... Y en medio de ese caos, violencias de todas clases, uniones más por el resentimiento que por el amor y otras plagas, largas. Más que las de Egipto al parecer.
La situación política del País Vasco, derivada de las elecciones del 1 de marzo, está de nuevo caracterizada por la confusión y la incertidumbre. El PNV, partido que se considera fundador y guardián del Estado Vasco, mejora sus resultados y obtiene más apoyo electoral que sus contrincantes. Sin embargo, su política de pacto nacionalista para alcanzar la independencia, ha fracasado rotundamente. El PS de Euskadi se alza con el segundo puesto en el ranking electoral, aunque no logra su objetivo de alcanzar más escaños que el PNV. Finalmente, el PP vasco obtiene por primera vez una posición de poder en el Parlamento Vasco y se convierte en decisivo para la elección del lehendakari y la formación del nuevo gobierno vasco.
Estos tres partidos son los únicos actores políticos relevantes porque las únicas coaliciones ganadoras, en el sentido de obtener la mayoría absoluta en el Parlamento Vasco, se obtienen combinando sus escaños. Y los tres caminan por un laberinto. El sector más radical del PNV amenaza con deslegitimar las elecciones, criticando la decisión judicial de impedir la participación de los grupos aliados de ETA. El candidato socialista Patxi López, se declara dispuesto a presidir un gobierno formado sólo por socialistas o independientes, con el compromiso de gobernar para todos y ser punto de encuentro entre nacionalistas y no nacionalistas. Pero sólo cuenta con el apoyo de los populares vascos para sostener un gobierno que estaría enfrentado a los nacionalistas. Antonio Basagoiti, candidato del PP vasco, está dispuesto a arrimar el hombro y votar a los socialistas para lograr el cambio político en el País Vasco. Esto significa un apoyo condicionado a una acción de gobierno que sea leal con la Constitución Española y fomente la libertad de los vascos.
¿Cómo encontrar una salida a este laberinto? La única estrategia de salida es caminar a lo largo de sus muros, con una orientación fija, es decir recorrer una trayectoria tocando siempre el muro con una sola mano. El PNV, durante casi treinta años, sólo ha usado la mano independentista. Se equivocaría Patxi López si cree que, con una base social del 30% de los vascos, podrá enfrentarse en solitario a todo el nacionalismo y a los sindicatos ELA y LAB. Se equivocaría Antonio Basagoiti si no se compromete, hasta las últimas consecuencias, con todos los vascos que claman por el cambio político.
El PS de Euskadi y el el PP vasco están obligados a caminar juntos y con la misma orientación. En una primera fase, esta colaboración puede limitarse al voto de investidura para Patxi López, pero es bastante probable que necesiten construir un acuerdo parlamentario estable que culmine en un gobierno de coalición.
¡Ha llegado la hora de salir del laberinto, caminando por la senda vasca con el Estatuto de Guernica y la Constitución Española!
Creo que El Laberinto Vasco es sólo una invención de vascos que en un momento determinado se dan cuenta que no pueden vivir eternamente encerrados en su cascarón. Salir del cascarón, como nacer a una nueva vida, es traumático y produce vértigo. El vértigo del PNV es que se ha quedado totalmente desfondado. En el fondo sabe que todas esas amenazas y otras martingalas no sirven para nada, porque conocen las reglas del juego al dedillo. El problema no es Ibarretxe. El problema es desprenderse de todo el entramado político-económico-social-chantajista que han ido tejiendo durante 30 años (digamos que esto también se aplica a Andalucía) y de la noche a la mañana todo esto se esfuma, porque 4 años hoy día es un tiempo largo. Con lo que se concluye que en las actuales circunstancias sería menos traumático si aceptaran colaborar, no decidir. Por otra parte, si ceden, esta será la salida, porque no es sólo el PV, es Madrid también. Tiempo al tiempo.
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